Los días de playa (y piscina) ya están aquí y, si no las has disfrutado ya, seguro que tienes en el punto de mira tus ansiadas vacaciones. Si éstas incluyen un destino playero pueden que te asalten las dudas sobre cómo adaptar tu rutina facial a tu nueva rutina vacacional.
Para intentar resolver dudas frecuentes, aquí te dejamos unos consejos básicos para acabar las vacaciones con la piel mejor que nunca.
Antes de ir a la playa
Para ir a la playa, no conviene aplicarse ningún cosmético excepto la protección solar. ¿Por qué? Porque el sol puede hacer reaccionar a la piel en presencia de determinados activos, produciendo manchas e irritaciones.
Así que lo mejor es limpiar la piel con un producto suave, y aplicar directamente nuestro protector solar favorito. Si tu piel es seca y sientes que con el protector no está suficientemente hidratada, puedes utilizar debajo algún gel hidratante y ligero, siempre con una fórmula sencilla y sin ingredientes potencialmente irritantes como ácidos o retinol.
¿Es suficiente una crema de día que lleve protección solar para ir a la playa? Rotundamente no. Las cremas hidratantes de día con SPF no están testadas para su uso en condiciones como la playa o piscina, por lo que su fotoprotección en estos ambientes no está garantizada.
Protector solar de Yadah, que ilumina el tono. A base de filtros físicos, es ideal para piel sensible
En la playa
Aquí la rutina está clara: reaplicar la protección solar cada 2-3 horas. Si además te proteges con sombreros, sombrillas o ropa con protección solar, mejor que mejor.
No te olvides de unas buenas gafas de sol, que protegerán tanto los ojos como la delicada piel del contorno.
Y al llegar a casa?
Cuando llegues a casa es el momento para el autocuidado post-playa.
Aprovecha el relax con el que llegas a casa para hacer una buena doble limpieza. Algunos flitros solares se adhieren a la piel y necesitan una limpieza exhaustiva para que no obstruyan los poros. Utiliza primero un producto de base aceite (aceite, bálsamo, leche limpiadora…) y después otro de base agua (gel, espuma, jabón…). Recuerda que no tienen por qué ser agresivos, la doble limpieza consiste en aplicar dos productos suaves para limpiar a fondo sin irritar.
En este momento del día es cuando puedes aplicar tus tratamientos habituales. Si normalmente utilizas unos activos por la mañana y otros por la noche (como un serum con vitamina C y otro con AHA), ahora puedes utilizarlos una noche si y otra no. En cualquier caso, ten en cuenta que si tu piel se ha expuesto al sol, puede verse más afectada por los ácidos exfoliantes y el retinol, así que actúa con precaución…
Lo que sí es un valor seguro es centrarse en la hidratación. El sol deshidrata la piel, por lo que optar por un buen serum o esencia con ácido hialurónico, nos hará recuperar el agua y el brillo en la piel.
No te olvides de aplicar tu crema hidratante favorita para sellar toda la hidratación y favorecer la recuperación de la piel durante la noche. Si ésta está formulada con activos antioxidantes, mejor que mejor.
Si después de la crema notas que tu piel necesita un extra, aplica un sleeping pack para calmar y nutrir la piel... y a descansar!
Serum con Vitamina C y centella asiática de Klairs, un antioxidante ideal para combatir los daños del sol y apto para piel sensible.
La crema hidratante de Yadah a base de extracto de chumbera, proporciona hidratación y refuerza la barrera natural de la piel.
Y si me he quemado…
Si pese a todas las precauciones te has quemado con el sol y sientes la piel irritada y enrojecida…prescinde de tu rutina de noche y pasa directamente a aplicar productos calmantes, hidratantes y refrescantes.
Llegados a este punto tus mejores amigos serán el aloe, el bambú o el extracto de cactus, y las texturas en gel.
Aplica una capa generosa, si lo has guardado en la nevera el efecto será aún más refrescante, y deja que la piel lo vaya absorbiendo hasta que la sientas más calmada. Si es necesario, reaplica varias veces.
Gel con aloe y propóleo de Benton, proporciona hidratación y calma la piel irritada o incluso con acné.
El cuidado de la piel en la playa se basa en la protección solar y la hidratación. Si eres constante con estos dos puntos y tienes siempre a mano un gel con aloe u otro ingrediente calmante, ¡volverás de tus vacaciones más radiante que nunca!